Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
“En mi escuela el bullying se da todos los días y de todas la formas. Los muchachos se la pasan peleando, sabotean las clases, dañan las instalaciones, se meten con el personal de mantenimiento. Sentimos que es una realidad que se nos escapa de las manos, hasta la política se ha metido en la escuela. La directora dice que violencia como tal no hay que lo que tenemos son algunos problemas de conductas disruptivas, pero yo no lo veo así” (Martha, maestra de 5to grado).
Es muy probable que en esta escuela no sepan que el 30 de enero se celebra a nivel internacional el Día Escolar por la No Violencia y la Paz. No entenderán por qué se celebra el día que se conmemora el aniversario del asesinato de Mahatma Gandhi a manos de un intolerante.
Por ello es necesario aclarar una confusión. La violencia escolar es un fenómeno complejo, multifactorial en el que se utiliza el poder para agredir a otro física, verbal, psicológica, virtual o sexualmente. La violencia se hace presente cuando se resuelven los conflictos con agresiones de diferente índole. Pueden ser ocasionales o permanentes e involucra a cualquier miembro de la comunidad educativa. La violencia escolar puede darse, dentro y fuera del plantel, por homofobia, xenofobia, discriminación de género, apología al odio, o cualquier otra forma de irrespeto a la diversidad.
La falta de consensos mínimos sobre lo que se entiende por violencia hace que con frecuencia se repita en los centros educativos la expresión “en mi escuela violencia como tal no hay ”. También puede señalarse cualquier acto de indisciplina, de desacato a un acuerdo como violencia.
Analizar el fenómeno requiere partir de una visión general, de una concepción amplia, no reducida a la agresión física y directa, sino que abarque todo acto que vulnere o pretenda vulnerar la seguridad física y emocional de los niños, niñas y adolescentes. Las formas que puede adoptar la violencia son múltiples.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido el fenómeno de la violencia escolar como un problema de salud pública; igualmente la Organización de las Naciones Unidas ha reconocido la magnitud del fenómeno de las distintas formas de violencia hacia la niñez y ha definido la violencia hacia este sector de la población como “… el uso deliberado de fuerza o poderío físico, real o en forma de amenaza, que tenga, o pueda tener como resultado, lesiones, daños psicológicos, un desarrollo deficiente, privaciones o incluso la muerte”
La OMS señala acertadamente que la violencia puede estar dirigida hacia si mismo, como en el caso de autoagresiones.
Puede abarcar desde las formas más sutiles de agresión, muchas veces inadvertidas, hasta las más evidentes e incluso letales. La comunidad educativa tiene que estar consciente de en qué medida las relaciones en el centro educativo están mediadas por la agresión.
Su origen puede estar fuera del centro (familias, comunidad…); en la propia interacción entre los actores del centro o la administración de los conflictos escolares y el régimen disciplinario y sancionatorio o en la mayoría de los casos, a la combinación de ambos.
Los hechos violentos se caracterizan por un uso intencional de la fuerza para hacer daño a otros, incluso a sí mismo (autoagresiones), como a objetos, instalaciones. Es importante diferenciarlos de actos de indisciplina, donde se trasgreden las normas de convivencia donde no necesariamente existe violencia.
La sociedad de hoy en día no es la misma de hace años; la presencia de muchos fenómenos y sus consecuencias en la sociedad no es igual, de ahí que no se pueda mantener esquemas rígidos sin considerar los contextos, las redes sociales con las que cuentan los y las estudiantes
El hecho es que cualquiera sea su origen y manifestación violencia es violencia, debe ser reconocida como tal y requiere una respuesta por parte de los actores involucrados y de las instituciones.
Uno de los efectos perversos de la emergencia humanitaria compleja que vivimos es que pasen a un segundo plano los problemas que afectan a los afectados. Las autoridades no se dan por enteradas y se le deje la responsabilidad a criterio de los involucrados.
Las escuelas deben ser espacios para el encuentro y protegidos, aun en tiempos como los que vivimos. No se logra por azar; requiere entender la intención de la celebración del Día de la No violencia y que es imperativo hacer que se extienda por todo el año.
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