Por Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
Ronald recién cumplió 19 años. Apenas cumplió la mayoría de edad se fue a buscar en Colombia el presente que su país le negó. Es uno de esos caminantes que tras jornadas a pie, colas, pernoctas y mucho peligro consiguió llegar a la capital del vecino país. Vive en una habitación alquilada en la periferia bogotana y se gana la vida vendiendo tinto y aromáticas (café e infusiones) con un termo en las esquinas. Mensualmente le envía una remesa a su mamá en Los Eucaliptus, por los túneles de La Planicie donde sus dos hermanos menores y abuela viven en la casa donde pasó su infancia.
El pasado 1° de abril un nuevo apagón dejó a oscuras nuevamente a buena parte del territorio nacional. Eclipsó la conmemoración del aniversario de la entrada en vigencia de la LOPNNA (Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente). La ley tiene la misma edad de Ronald. Alcanzó la adultez el año pasado viendo apagarse las esperanzas y sueños generados, como se apagan los bombillos y electrodomésticos en todo el territorio nacional. A Ronald en 6° le entregaron una historieta con unos personajes animados que decían que ahora se cubriría la deuda social.
“Desde el inicio de la Revolución Bolivariana, liderada por el Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, hemos impulsado un proceso para erradicar los remanentes de un Estado heredado del colonialismo y diseñado para la sumisión y la exclusión de las mayorías.
En aras de ilustrar a este distinguido Comité acerca del impacto y la cobertura de las medidas destinadas a proteger y garantizar los derechos humanos de nuestras niñas, niños y adolescentes, hago de su conocimiento que en Venezuela hay cerca de 6 millones de niños y niñas, entre 0 y 11 años; y ce3 millones cien mil adolescentes, están en edades comprendidas entre 12 y 17 años”.
Estas palabras forman parte del discurso de la Jefa de Delegación Andreina Tarazón Ministra del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género y presidenta del Órgano Superior de la Gran Misión Hogares de la Patria, en la presentación del informe oficial ante el Comité de Derechos del Niño, Ginebra, septiembre de 2014.
Yeniffer y sus dos hijos
Yeniffer tiene 17 años y vive en el sur de Aragua con sus dos hijos. Su abuela le cuenta que cuando nació en las paredes de la maternidad estaban pegados unos afiches que decían que con la LOPNNA se había acabado la discriminación y ahora todos los derechos eran para todos los niños. Yeniffer no entiende como madre adolescente el significado de esas palabras ni el impacto de las medidas para protegerla a ella y a sus hijos de las que habló la Ministra en Naciones Unidas.
“Gracias a este modelo de educación integral se ha incrementado en un 25% la matrícula en Educación Primaria, llegándose a un 97% de cobertura en educación primaria de las niñas y niños comprendidos entre 6 y 11 años de edad. Igualmente, la cobertura educativa para las edades comprendidas entre 12 y 16 años ha alcanzado el 88%”.
Johan tuvo cuatro maestras
Johan tiene 10 años y está en 5°. Ya no se recuerda el nombre de sus maestras el año pasado, tuvo 4. Se fue una tras otra; le dijeron que una a Cúcuta, otra a Guayaquil y la otra a vender las tortas que hacía. Le ha escuchado a su papá decir que lo que ganan no les alcanza para vivir. Johan debe caminar unas dos horas para llegar a la escuela pues ya el transporte público no pasa. Su mamá le dice que no va a aprender nada pues el mes pasado solo tuvo 8 días de clases en todo el mes.
“Con los Programas Sociales de vacunación, alimentación y acceso a los servicios; se ha logrado la reducción de la mortalidad infantil. Hoy tenemos la mortalidad infantil más baja de nuestra historia en niños y niñas menores de 5 años; 11 por 1000 nacidos vivos y registrados”.
Niurka necesita diálisis
Niurka tiene 12 años y 5 como paciente del Servicio de Hematología del Hospital JM de los Ríos. Una insuficiencia renal hace que dependa de la diálisis del único servicio para niños y adolescentes en todo el país. Los pacientes dializados se han contaminado por problemas de la planta y del agua utilizada. Ha visto como varios de sus compañeros han fallecido sin que se hayan resuelto los problemas al respecto. En el mismo hospital se suspendían las quimioterapias a los niños con cáncer por solo mencionar un ejemplo.
Los familiares y médicos del JM de los Ríos saben que las cifras presentadas en Ginebra quedaron para la historia dado que la tasa de mortalidad infantil en Venezuela se incrementó 40% en ocho años, según podemos leer en Efecto Cocuyo (Enero 2019).
Disculpen muchachos porque las expectativas generadas no se pudieron cumplir. Como país les hemos fallado. No se trata de casos aislados. Con dolor debemos decir que la desprotección y la brecha se han incrementado.
Fuente: Efecto Cocuyo
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