Por Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
“Yo veo videos, Facebook y también juego roblox”, (Adriana, 13 años).
Este testimonio coincide con las apreciaciones recogidas por el Instituto de Investigaciones de la Comunicación de la UCV (Ininco) y Cecodap en el informe Procesos, prácticas y experiencias comunicacionales de niños, niñas y adolescentes de la Gran Caracas, durante la cuarentena por COVID-19.
Morella Alvarado y Mariana Bacalao, responsables del estudio, destacan que en concordancia con la posesión de equipos inteligentes, los muchachos de colegios privados tienen una mayor presencia en las redes sociales, siendo actualmente las favoritas Instagram y TikTok.
A medida que avanzamos hacia las zonas rurales, conseguimos cada vez menos usuarios de Instagram y TikToky también se observa cómo aumenta la edad de quienes tienen cuentas en estas aplicaciones. La franja más amplia es la de 13 a 18 años.
Es así como entre los niños y adolescentes rurales lo más común fue encontrar que tienen una cuenta en Facebook, que revisan cada vez con menos frecuencia.
Encontramos además que otra de las redes sociales más utilizadas entre los estudiantes de las escuelas públicas y privadas es YouTube, que además brinda la posibilidad de interactuar con el inglés, lo cual podría considerarse como una ventaja de uso de dicha red social.
Las investigadoras especificaron que se trata de una investigación cualitativa que describe con detalle las rutinas de niños y adolescentes antes y después de la cuarentena. El estudio se realizó entre el 20 de abril y el 22 de mayo de 2020; en el Área Metropolitana de Caracas (AMC) y La Guaira.
Equipos utilizados
Una de las principales pantallas con las que interactúan los niños y adolescentes entrevistados es el teléfono móvil inteligente. Este es el dispositivo preferido y con mayor posibilidad de acceso en cada grupo socioeconómico; sin embargo, los encontramos predominantemente y de manera casi exclusiva en manos de chicos de zonas urbanas.
Hay una tendencia en los niños que acuden a escuelas públicas por lo menos uno de los miembros de la familia posee un teléfono inteligente con las capacidades necesarias para instalar Whatsapp, Zoom y otras aplicaciones.
Mientras mayor es el nivel socioeconómico de las familias, tiende a ser menor la edad en que los niños reciben su propio teléfono inteligente (y su computador personal). Así la edad promedio en los colegios privados para un primer móvil inteligente oscila entre los 8-10 años, mientras que para la población rural puede ser después de los 15 años, sin garantía de que esto deba ocurrir.
Tensión por el uso de los equipos
Uno de los cambios más significativos fue el horario compartido entre actividades académicas y de ocupación del tiempo de ocio. En la mayoría de los hogares, solo hay acceso a una computadora o dispositivo móvil inteligente.
Inclusive en aquellos hogares con un nivel socioeconómico alto, pero con hijos pequeños, la cuarentena ha creado enormes tensiones, pues los padres deben compartir sus computadoras con los hijos y al mismo tiempo trabajar de manera remota, en jornadas y horarios que se han extendido por la crisis.
Además, en la población de centros educativos públicos y en los rurales, la situación llega a ser drástica. Todos tienen computadoras en sus casas: PC, laptops, tabletas, que han comprado o les han otorgado en planes sociales del Estado (Programa Canaima Educativo), pero estos equipos están obsoletos, dañados o sin conexión a Internet. Esto hace que dependan básicamente de los teléfonos con conexión que posean o puedan conseguir.
Fuentes de información
De acuerdo al estudio, los más chicos buscan información principalmente en YouTube. Allí suelen buscar tutoriales o datos sobre videojuegos, deportes, moda, hobbies, profesiones, alimentación, farándula, música. Este grupo etario presentó poco consumo de contenidos informativos, tipo noticia, como hábito generalizado. Solo lo mínimo necesario para informarse sobre el acontecer nacional y la pandemia.
No aparecen los medios como fuentes de información, sino que recurren a influencers, youtubers, humoristas y/o sus adultos cercanos.
¿Tener internet y dispositivos electrónicos es garantía de conectividad?
No. Una de las dificultades detectadas es que solo se tiene conectividad a través de empresas privadas, cuyas tarifas resultan prohibitivas para la media de las familias. Las personas deben tomar la decisión de alimentarse o estar conectadas.
¿Cómo ejercer la paternidad digital?
Enfrentar la relación entre los niños y las tecnologías es uno de los principales retos para las familias en la era digital, tal como lo establece el reconocido Centro de información sobre niñez, juventud y medios de la Unesco. En una reciente investigación sintetizan las prácticas de las familias en todo el mundo en dos grandes categorías: facilitación o mediación restrictiva.
“Si bien la mediación restrictiva puede ser efectiva para reducir la exposición de los niños a los riesgos en línea, tiene numerosos efectos secundarios, ya que limita las oportunidades de los niños para desarrollar la alfabetización digital y construir resiliencia”.
Ejercer la paternidad digital en Venezuela implica facilitar la alfabetización digital, la navegación conjunta, el acompañamiento parental para prevenir riesgos y, sin duda, un reto mucho mayor que en el resto del mundo: poder conectarse o quedarse atrás.
Efecto Cocuyo
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