Por Fernando Pereira | @cecodap
“Cuando mi papá y mi mamá se fueron se me hizo un hueco en el corazón. Ese hueco se llena cuando alguno de ellos viene; pero se vacía cuando se vuelven a ir” Jesús (10 años).
En los últimos años, de acuerdo con datos de la Organización Internacional de Migración (OIM), 4.486.860 venezolanos han emigrado para poder sustentar sus hogares desde la distancia o encontrar nuevas posibilidades en territorios extranjeros. Jesús es uno de los 901.868 niños que se quedaron en Venezuela a cargo de un padre, familiar o un cuidador. Los llamados niños dejados atrás son una de las consecuencias palpables y no mesuradas de la migración forzosa.
Ante este panorama, Cecodap junto a Comunifilm Producciones, con el apoyo de la Unión Europea y Save The Children Internacional, emprenden un acercamiento humano para entender otra realidad de la migración en Venezuela: la perspectiva de quienes quedan a cargo de niños, niñas y adolescentes en el país.
Su cotidianidad, esfuerzos y luchas son capturados en Lejos de Casa. Cinco cortometrajes que reúnen diversos matices de esta dura situación que experimentan los venezolanos.
Historias diversas, motivaciones idénticas
El rodaje tuvo un largo periodo de exploración previa, acompañado con los especialistas para maximizar la calidad del contenido.
¿Quiénes son los protagonistas?
- Mirtha, una joven de 25 años que asume el cuidado de su hermano Jesús de 10 años luego de la emigración de sus dos padres a Panamá, convirtiéndose en una mamá para él.
- La historia de Nancy, abuela de 65 años quien ha tenido que lidiar con la brecha de edad y la dinámica del mundo actual, al asumir la crianza de su nieto Frangeer de 16 años, luego de que su madre emigrara a Chile.
- El relato de Javier, un padre que se encarga de la crianza de su hijo Xavier de 06 años, luego de la migración de su madre a Ecuador. Esta situación los ha empujado a consolidar un lazo tan fuerte que el esfuerzo diario de su padre lo perfila como su más importante superhéroe.
- El relato de la familia Peñaloza Guillén, quienes se organizaron y cumplen roles para hacer más llevadera la cotidianidad de Samatha (11 años) y Fabiana (07 años) luego de la emigración de sus dos padres a Chile.
- La historia de los abuelos Gil Carrillo, quienes vieron emigrar a Camilo (4 años) junto a su mamá y debido a las dificultades en el extranjero, hicieron todo lo posible para traer a su nieto de vuelta.
A lo largo de las piezas audiovisuales encontramos elementos en común:
- El deterioro del poder adquisitivo por la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, son las razones principales de la emigración de los padres.
- Los padres migraron para buscar mejor calidad de vida a sus hijos y familiares.
- Siempre existe la esperanza de la reunificación familiar en el país receptor.
- Los que se quedan en el país descubren cómo lidiar con la ausencia y reconfigurar la dinámica familiar.
- Ninguno ha podido encontrar apoyo psicológico o formación para manejar la situación.
- Incumplimiento del Estado en generar mejores condiciones para solventar el dolor de éstas familias.
Los cortos nos permiten constatar como las tecnologías se han convertido en una forma de estar presentes, de cómo te fue, si ya compraste toda la lista escolar, qué comiste, si hiciste la tarea… También una forma de ver el rostro, escuchar la voz anhelada, compartir sonrisas y también unas cuantas lágrimas.
La serie documental se estrenará el sábado 9 de noviembre en la sala Paseo Uno del Trasnocho Cultural, a las 10:00 am en honor de las miles de familias que luchan por salir adelante y que mantienen sus lazos a kilómetros de distancia. Nos recuerdan que una pantalla no sustituye el abrazo, el beso y la caricia amorosa de una madre y un padre.
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