La desnutrición crónica sigue en aumento en Venezuela. La prolongación de la crisis y la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país continúan afectando la alimentación de los venezolanos, especialmente la de los bebés y los infantes, quienes cada vez más muestran los efectos de la falta de nutrientes y de atención oportuna en salud, alerta la nutrióloga Marianella Herrera.
“Estamos empezando a ver los problemas asociados a la cronicidad de la crisis. Al principio veíamos casos de disminución de peso, problemas asociados a desnutrición aguda, pero desde hace un par de años estamos viendo otro tipo de problemas, como es que los niños nacen de una madre desnutrida. Ya eso habla de un efecto crónico”, dice la integrante de la Fundación Bengoa, organización especializada en alimentación y nutrición.
Según Herrera, también coordinadora del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), la desnutrición crónica puede comprometer procesos del crecimiento, impedir el correcto funcionamiento del cuerpo e incluso provocar la muerte.
“En algunas comunidades estamos viendo muchísimo la desnutrición crónica en aumento, y eso es terrible porque esta es una adaptación para salvar algunos órganos y, últimamente y sin mecanismos de protección adecuados para los niños, genera deterioro cognitivo y afecta el desarrollo”, expresa.
Destaca que hay bebés que nacen con bajo peso a consecuencia de la desnutrición materna y después no son alimentados de manera adecuada, por lo cual su condición nutricional se compromete de manera severa.
“Los menores de cinco años siempre han estado muy afectados, pero esta vez están afectados los bebes menores de seis meses. Estaban más protegidos por el efecto de la lactancia materna exclusiva, pero vemos que en algunos casos es insuficiente”, señala.
De acuerdo con un estudio publicado por la Fundación Bengoa en 2019, 30% de los niños de entre 7 y 12 años de edad, que evaluaron en cuatro estados, tenían desnutrición crónica. Herrera asegura que últimamente también han encontrado deterioro importante en adolescentes e incluso en mujeres y hombres jóvenes.
La doctora explica que algunas familias optan por “sacrificar” las comidas de hijos mayores y de los adultos para que los niños menores puedan comer. “Así entramos en un círculo vicioso. Empezamos a ver una afectación más global que llega hasta adolescentes y mujeres y hombres en edad fértil”, indica.
2019 sin ayuda suficiente
En noviembre de 2019, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) reiteró que al menos 6,8 millones de venezolanos estaban subalimentados y alertó sobre el aumento de la mortalidad neonatal e infantil en el país. Marianella Herrera afirma que el panorama que dejó el cierre de 2019 para el país muestra una tendencia al empeoramiento, pues resalta que aún no se han tomado medidas correctivas y la entrada de ayuda ha sido inestable.
“Es muy variable. En la medida en que no se acepte la escala y la severidad de la crisis, cualquier respuesta es insuficiente. El Plan de Respuesta Humanitaria para Venezuela elaborado por la ONU no termina de arrancar de forma consistente. Vemos que hay una entrada de ayuda por algunas organizaciones, pero no todas, porque todavía no llegan los fondos del plan”, explica.
Mientras la ayuda tarda en llegar, siguen apareciendo casos de desnutrición severa en distintas regiones del país.
“Las primeras semanas de diciembre, antes de que comenzara el asueto navideño, yo misma vi dos casos de kwashiorkor, que es un tipo de desnutrición calórico-proteica importante que se presenta con edema (hinchazón)”, destaca Herrera.
La presencia de casos de kwashiorkor también ha sido reportada en estados como Monagas. En 2019 el Hospital Universitario Manuel Núñez Tovar de Maturín (Humnt) recibe en promedio 30 niños con desnutrición severa cada mes, según médicos.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) afirma que alrededor de 200 millones de niños menores de 5 años sufren de desnutrición crónica en el mundo. En Venezuela, el organismo alertó en 2018 que cada vez más niños padecen desnutrición como consecuencia de la prolongada crisis que vive el país.
Prioridades en 2020
En 2020, la nutrióloga Marianella Herrera asegura que deben primar la atención a las comunidades más vulnerables y la implementación de programas gubernamentales.
“Las prioridades: llegar a un estado eficiente de seguridad alimentaria en la familia, reactivar políticas públicas que incluyan la protección de los más vulnerables, que incluyan promoción efectiva de la lactancia materna, y todo lo que conlleva; la producción de alimentos esenciales y básicos que cumplan con las regulaciones y garantizar la inocuidad de los alimentos que se traen al país”, dice.
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