Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
En los talleres y actividades que hacemos con la participación de niños y adolescentes nos encontramos los que señalan que quieren ser youtubers o gamers (jugadores de video juegos). Refleja la realidad del mundo que vivimos donde el mundo virtual toma cada vez más presencia real en el presente inmediato y en las aspiraciones vocacionales de nuestros muchachos.
Aunque 14 años es la edad legal para abrir una cuenta en Youtube, ya es común que los chicos menores de esa edad la abran con o sin la autorización de sus representantes. Refleja un fenómeno mundial donde esa red es frecuentada por millones de niños y adolescentes en todo el mundo en busca de cómo jugar o sacar mejor puntuación en los diversos video juegos; chistes, humor, memes; música, videos de sus artistas favoritos; maquillaje, modas; cómo entablar relaciones, intimidades, noviazgo; hasta chicos aficionados a hobbies o materias específicas (carros, aviación, insectos, astrología…)
El público infantil está ávido de consumir una información que es de su interés, que no le es asignada, de temas de los que no le hablan en casa o el liceo, en la voz de alguien más cercano, con un lenguaje llano, con humor y, a veces, soez.
También están los chicos que buscan tutoriales para comprender mejor una materia, conocer sobre historia universal, aprender un idioma, tocar un instrumento musical. Podemos decir que es una herramienta que no es buena ni mala persé . Dependerá del uso que se haga de la misma.
Ahora nos referiremos a los chicos que quieren ser youtubers tal como señalamos en el título. Siguen siendo los adolescentes los más proclives a tomar la iniciativa cuando es una decisión personal. Un fenómeno que está dando cada vez más que hablar en países de Europa, Estados Unidos es el de los niños youtubers. Menores de 12 años que desde los 3, 4 años se convierten en influencers con millones de visitas. Se trata de niños cuyos padres son los que han abierto las cuentas y han tomado la iniciativa. Es un niño o dos hermanitos que desempacan un juguete y comienzan a mostrar cómo se juega, todas las cosas que pueden hacer, por qué les gusta.
El debate ha surgido porque profesionales y organizaciones han manifestado los riesgos latentes:
- Los niños no tienen la edad penal para asumir la responsabilidad que implica llevar una cuenta (Aunque se pudiera inferir que en este caso la responsabilidad recae en los representantes).
- La vida privada de los niños se ve comprometida.
- Tienen menos tiempo para jugar, explorar otras actividades.
- Mayor posibilidad de exposición al ciberacoso.
- Su autoestima se puede ver erosionada por estar expuesto a la aprobación de los otros, a conseguir suficientes “likes”
- Riesgo de explotación cuando son obligados de dedicar un tiempo que sobrepasa la capacidad y madurez para su desarrollo.
Ya se han presentado casos emblemáticos de “niños youtubers” que han emitido opiniones que han sido tildadas de discriminatorias, alegorías a los juegos sexistas, violentos o de promover publicidad engañosa al promover cualidades que los juegos o juguetes en cuestión no poseen.
Esta discusión puede parecer lejana en un país como el nuestro donde los chicos batallan con las limitaciones técnicas en el acceso a internet, mantener la conexión; pero en la medida de sus posibilidades buscan ejercer el derecho a la información, expresión, opinión que les garantiza la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente. Navegan por todo el ciberespacio y conocen mucho más de lo que nos podemos imaginar. Por ello es importante estar informados y prepararnos.
Adquirir competencias digitales
El educador español César de la Hoz plantea que el reto es educar a los niños y adolescentes para que adquieran competencias digitales y en tal sentido plantea unos factores protectores:
- Control y acompañamiento parental
- Control de los riesgos de adicción (a descuidar responsabilidades, relaciones, salud…)
- Desarrollo de pensamiento crítico, capacidad de razonar, cuestionar la “dictadura del Me Gusta”, ganar seguidores a costa de mi exponer mi intimidad y el desarrollo de habilidades sociales, vínculos sociales, fomentar participación en espacios de socialización (aquí le da un papel preponderante a la escuela)
- Finalmente siempre va a ser determinante alentarlos a que siempre vamos a estar ahí para comunicarnos y alentarlos a que nos hagan cualquier pregunta sobre todo aquello que ven o le proponen vía online.
No al azar el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas con sede en Ginebra plantea como uno de los grandes desafíos en el mundo actual “velar por la plena aplicación de las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño en el entorno digital y proporcionar a todos los agentes pertinentes orientaciones relevantes para hacer efectivos los derechos del niño en Internet”.
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