El mega apagón del 7 de marzo evidenció lo susceptible que es el país ante situaciones de emergencia. De la mano con el colapso de los servicios públicos, las actividades escolares fueron suspendidas en todo el territorio nacional, tanto en instituciones públicas como privadas. A su vez, frente a coyunturas tan pronunciadas como la venezolana, muchos niños acuden a sus padres buscando orientación y apego.

Caracas. Es domingo, 10 de marzo. Han pasado casi tres días desde que un MegaApagón sacudió a todo el país y que se prolongó por más de 24 horas en algunas zonas de la capital, hasta cinco días en ciudades del interior como Maracaibo y Mérida. Pedro (nombre ficticio para proteger su identidad), hace una fila de al menos quince personas que esperan cargar agua del tanque subterráneo de un bloque de La Quebradita I, al suroeste de Caracas. Pedro tiene tan solo siete años; junto con otros niños, espera pacientemente llenar su envase de agua mineral de cinco litros y subirlo hasta el piso 7 por las escaleras, pues la luz se acaba de ir, de nuevo.

En el informe “Efectos de la crisis económica y política en niños, niñas y adolescentes, en el Área Metropolitana de Caracas” elaborado por Cecodap, la institución detalla que, de 1099 niños, niñas y adolescentes consultados, las viviendas de 231 de ellos sufrieron interrupción diaria del servicio eléctrico. En otros 648 casos, el servicio eléctrico se interrumpió algunos días de la semana; dejando tan solo 220 viviendas que no sufrían interrupciones eléctricas.

La crisis económica y humanitaria que afecta a Venezuela crece día a día, y los niños no son exentos de ella. Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, señala que -frente a situaciones como la que viven los venezolanos actualmente- lo ideal es “proteger a los niños. Garantizarles recreación, educación, contacto con sus familiares“. Trapani señala que es vital que los niños tengan acompañamiento y sean informados acerca de la crisis, así como todas sus implicaciones.

“Si los adultos no hacemos nada, estamos comprometiendo el presente y el futuro del país“, señala Trapani al ser consultado acerca de las consecuencias a futuro de hacer caso omiso al impacto que tiene la crisis venezolana en los niños.

Las imágenes de habitantes del sector San Agustín cruzando la autopista Francisco Fajardo para recoger agua de una salida en las cercanías del río Guaire sorprendieron a todos. 79 % de los hogares del Área Metropolitana de Caracas consultados por Cecodap no reciben agua diariamente. La situación puede ser incluso más dramática en sectores específicos de la capital y del interior del país. “Todas las personas tienen derecho a servicios públicos de calidad, los niños que buscaban agua en el Guaire estaban parados sobre una salida de agua servida. Todo eso es consecuencia de la emergencia y el quiebre que vivimos”, mencionó Trapani.

El MegaApagón del 7 de marzo evidenció lo susceptible que es el país ante situaciones de emergencia. De la mano con el colapso de los servicios públicos, las actividades escolares fueron suspendidas en todo el territorio nacional, tanto en instituciones públicas como privadas. Algunas escuelas y liceos tienen tanques de agua, otras no. Algunos recintos que sí tienen, sirvieron de punto de llenado para comunidades aledañas durante los cinco días de sequía que vivió la capital.

Tal fue el caso de la U.E.N Ramón Díaz Sánchez y el liceo Antonio Muñoz Tebar de la parroquia El Paraíso, que abrieron sus puertas para que cientos de personas llenaran tobos, envases pequeños y grandes, para lavar los baños, bañarse e incluso cocinar.

La suspensión de clases se prolongó desde el 8 hasta el 15 de marzo, ambos días inclusive. Pese al deterioro de las instituciones y de la calidad educativa, muchos niños ven en ellas un desahogo ante la crisis venezolana.

Hay que hacer todos los esfuerzos para que las escuelas permanezcan abiertas. Nadie merece estar tantas semanas sufriendo esta situación“, expresó Trapani.

El informe de Cecodap expone que problemas relacionados con la salud, alimentación y servicios públicos son las tres principales razones de ausentismo en escuelas y liceos del país. Trapani menciona que, en contextos de emergencia, “hay que preservar la vida, la alimentación, la salud, pero también la educación”.

Frente a coyunturas tan pronunciadas como la venezolana, muchos niños acuden a sus padres buscando orientación y apego. Pero la crisis ha propiciado una emigración masiva sin precedentes que -según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)- alcanzó la cifra de 3,4 millones de refugiados y migrantes venezolanos, y muchos de estos han partido a otras tierras dejando a sus hijos en Venezuela bajo el cuidado de familiares cercanos.

“Si al niño no se le involucra en la situación actual y no mantiene contacto y comunicación con quienes han migrado, se puede volver más vulnerable”, señala Trapani. Para afrontar lo que el experto llama “luto migratorio” es importante el acompañamiento antes, durante y después de la partida del familiar.

Para Trapani es importante resaltar que la migración venezolana es forzada. “Las personas se van huyendo debido a la incertidumbre en el tema de la alimentación, la salud”, indica. Es por ello que muchos niños y adolescentes son comprensivos con la partida de sus padres, pues entienden que la misma no fue voluntaria sino en respuesta a una situación que los afecta como grupo familiar.

El MegaApagón generó incertidumbre en los venezolanos residentes en el exterior, especialmente quienes tienen familiares directos que aún permanecen en Venezuela. Yennifer Mejía, quien vive en Perú y dejó en Barquisimeto a su hija de doce años con su madre de 68, vivió un calvario durante cinco días, pues ese fue el lapso que estuvo gran parte del estado Lara sin luz y servicio telefónico o de internet.

“Me reconforta el hecho de que mi hija sabe que estoy aquí por una razón. Mi mamá tiene cáncer y junto con mi hermana que está en Chile enviamos dinero cada dos semanas para pagar su tratamiento y la comida de ambas”, exclamó Mejía. Así mismo, replica que la última semana fue dura para ella y los suyos, pues el hecho de estar incomunicada con su hija, sin saber si estaba bien o no, la mantuvo expectante de las noticias.

“Por suerte no hubo problemas, dentro de lo que cabe. A nadie le gustaría estar cinco días incomunicado, sin luz, sin agua. Mi hija es una guerrera, mi madre es una guerrera. Sé que saldremos de esta“, afirmó

Recomendaciones para manejar la crisis con niños y adolescentes

El coordinador del programa “Creciendo sin violencia” de Cecodap, Abel Saraiba, expuso en su blog personal cinco ideas para afrontar la emergencia eléctrica con niños y adolescentes. Saraiba hace hincapié en que es importante reconocer cómo nos sentimos y ayudar a los niños y adolescentes a identificar sus propias emociones. “Reconocer es clave para permitir, aun dentro de la misma casa espacios de distensión, la rabia, la tristeza y la frustración valen”, menciona, pero también es importante todo eso tenga un sentido que ayude a sobrellevar lo que pasa.

Prepararse para situaciones difíciles otra clave que expone Saraiba, y preparar a los niños “implica explicar por qué no tenemos la posibilidad de elegir ciertos alimentos, o de utilizar el servicio eléctrico o el agua de la manera que quisiéramos”. Al darles esa información, se le facilita a los más pequeños entender lo que sucede.

Así mismo, es importante que explicar qué es lo que pasa para que los niños no sientan que es su culpa y, por la ansiedad, actúen de manera hostil. “Adicionalmente, debemos darnos el permiso de asumir que somos vulnerables, no controlamos todo lo que está sucediendo ni podíamos evitarlo plenamente”, advierte Saraiba. A su vez, es vital comprender que “resistir, hacer esfuerzos extraordinarios para vivir” no implica normalizar la situación por la que atraviesan todos los venezolanos.

Fuente: Crónica Uno 

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