Carlos es un adolescente con 13 años recién cumplidos. Comenzó a disfrutar de su período vacacional y el dolor de cabeza de sus padres al pensar qué va a hacer con tanto tiempo libre. El presupuesto familiar no da para inscribirlo en los planes vacacionales que se ofertan; tampoco pueden pagar el pasaje para que vaya a pasar una temporada con su abuela en Margarita.
“Por lo menos tiene la conexión a internet” manifiesta el padre con alivio de contar con “una guardería virtual” pues el trabajo les obliga a estar fuera de casa hasta que regresan del trabajo en la noche.
Generación interconectada
Los niños, adolescentes y jóvenes han crecido inmersos en los múltiples beneficios de este mundo globalizado. Hemos mutado como especie y las tecnologías llegaron para quedarse y transformar los estilos de vida. Eso es innegable. También lo es los riesgos y peligros que entraña ese nuevo estilo. Ignorarlo es irresponsable. Tratar de mitigar los riesgos planteando la desconexión como la solución tampoco luce pertinente.
¿Cómo detectar si el uso de las tics es adecuado?
Si usan las tecnologías para comunicarse, informarse, recrearse y disfruta de ello. No deja de cumplir con sus obligaciones, con sus relaciones personales, con compañeros, familia. El uso se convierte en abuso cuando cambiar hábitos de sueños, no comen, dejan de asistir a reuniones con compañeros, de practicar el deporte en el equipo del que forma parte hace unos años… La vida gira en torno a las tics y dice mentiras o manipula para continuar conectado. Del disfrute pasa a una obsesión.
Adicción a las Nuevas Tecnologías
Ya se habla de una adicción que puede generar conductas similares a las drogas o al juego patológico. ¿En qué se basan para afirmarlo? En una guía el Defensor del Menor de Madrid sistematiza los siguientes indicadores a los que se debe estar atentos:
Tolerancia: Necesitará cada vez más tiempo para jugar video juegos, navegar, chatear o enviar mensajes
Pérdida de control: No se puede dejar de hacer independientemente de las consecuencias que ello traiga. No se puede parar.
Abandono de otras actividades: Va afectando todos los ámbitos de vida la vida personal, familiar, escolar, relacional… Incluso los hábitos de alimentación, sueño e higiene.
Ocultación: No se reconoce la situación a pesar de las evidencias. “Cuando quiera dejo de hacerlo”
Cambios de comportamiento: En la medida en que pase el tiempo irán cambiando sus costumbres, hábitos y rutinas que lo irán afectando física y emocionalmente
Síndrome de abstinencia: Se irá aislando familiar y socialmente. Se volverá irascible, irritable y ansioso especialmente cuando no pueda conectarse.
No todos los adolescentes actúan de la misma manera. Hay factores de riesgo asociados a características personales, la crianza y apoyo familiar, la relación e identidad grupal que es tan importante en la adolescencia.
Proteger como en la calle
De igual forma contamos con factores protectores que podemos reforzar:
Establecer acuerdos para el uso de las tics: Establecer tiempos y horarios acordados conjuntamente y poder hacer seguimiento a su cumplimiento.
Control parental: Descargar filtros para el no acceso a páginas de contenidos inadecuados en computadoras, teléfonos. Los equipos deberían estar en áreas comunes de la casa como salas y no en las habitaciones.
Navegar con ellos o conocer los video juegos que usan nos puede permitir una idea más clara de sus hábitos, detectar riesgos o verificar si están usando video juegos no aptos para su edad.
Alertar sobre los peligros de internet: Fenómenos como el ciberbullying, sexting, grooming, robo de datos personales, bancarios son realizados por depredadores que delinquen en el mundo virtual; pero que hacen daños reales. Tenemos que hablar con nuestros hijos. El que se las sepan todas tecnológicamente no quiere decir que tengan las habilidades sociales, pueden ser inmaduros para abordar situaciones y nos necesitan.
No todo es tecnología
Generar otras posibilidades de recreación. Hay que ofrecer alternativas para el desarrollo de actividades físicas, culturales, sociales… Sabemos que no es fácil por la situación económica y de inseguridad pero si no lo hacemos estaremos propiciando que se puedan ver enganchados por las redes.
El poder del ejemplo. Tiene mucho más peso el uso que nosotros como adultos hacemos de las redes. El modelaje que ofrecemos valdrá más que miles de palabras.
Las tecnologías de información y comunicación llegaron para quedarse. Hoy en día los peligros no están solo en la calle; sino también en las pantallas que están en casa o en las manos de nuestros hijos.
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