Según el informe Libres y Seguras de la asociación civil Mulier Venezuela, 517 mujeres fueron rescatadas de las bandas dedicadas a este delito en el 2020. Este 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas.
Caracas. 124 niñas y adolescentes venezolanas fueron rescatadas de redes de trata de personas en 2020. La cifra aumentó 27,4 % con respecto al 2019, cuando se registraron 90 menores de edad rescatadas, según el informe Libres y Seguras de la asociación civil Mulier Venezuela.
La oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) califica la trata de personas como un problema mundial y como uno de los delitos más vergonzosos que existen, pues priva de su dignidad a millones de personas en el mundo. Los tratantes engañan a mujeres, hombres y niños y los someten a explotación.
La forma de trata más conocida es la explotación sexual, sin embargo otras víctimas son objeto de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos.
Este viernes 30 de julio es el Día Mundial contra la Trata de Personas, establecido desde 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para crear conciencia en los gobiernos sobre la expansión de este delito, que según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) es el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo, se estima que sus ganancias anuales sean entre 32 y 36 mil millones de dólares.
De acuerdo con el informe Global sobre la Trata de Personas, en los últimos 15 años se ha triplicado el número de niños y niñas entre las víctimas.
En total 517 venezolanas fueron rescatadas en 2020 de redes de trata de personas, según el informe anual de Mulier. La cifra disminuyó con respecto a 2019 cuando se documentaron 672 mujeres recuperadas.
“Aunque la cifra se haya reducido esto no quiere decir que el delito se reduzca. La oficina del Delito de las Naciones Unidas dice que por cada víctima identificada hay 20 víctimas más que no hemos podido identificar. Esta disminución también tiene que ver con la pandemia, porque los medios no tenían la misma posibilidad de trasladarse y nuestra investigación es a partir de la prensa”, explicó Verónica Mesa, coordinadora de investigación de Mulier.
Los países de Latinoamérica y el Caribe son donde mayoritariamente rescatan a las víctimas. Sin embargo, España es un país de traslado de mujeres a distintos puntos y también de llegada de latinoamericanas, africanas o de Europa del Este.
El informe de Mulier destaca que en Venezuela rescataron a 210 mujeres, en Colombia y Guyana a 60 venezolanas, en Trinidad y Tobago a 52, en España a 39, en República Dominicana a 32 y en México a 26.
Otros países con registros de rescates de venezolanas son Argentina, Bolivia, Perú y Panamá.
Según la documentación, fueron detenidas 228 personas relacionadas con los casos, aunque Mesa aseguró que es difícil determinar quienes llegan a una condena. Entre los detenidos 37 eran mujeres y 64 hombres.
“Es muy importante que sepamos que los y las tratantes pueden ser hombres y mujeres, personas conocidas y de tu misma nacionalidad. La estrategia más frecuente es la de personas conocidas, porque salen del barrio un tiempo, regresan con cosas lujosas que no tenían antes y estas personas se convierten en nexos porque usan como gancho esa experiencia de vida exitosa”, explicó la investigadora durante el III Seminario de Trata de Personas, organizado por Éxodo.
La pandemia potenció la trata de personas
Antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) proclamara como pandemia la COVID-19, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya advertía que la situación por el virus podría potenciar la trata y el tráfico de personas debido al cierre de las fronteras y a las restricciones de movilidad.
La ONU también determinó que la pandemia podría generar altas tasas de desempleo y esto incrementará los riesgos de explotación de las personas que buscan emigrar para mejorar su calidad de vida.
La investigación de Mulier advierte que la mayoría de las menores de edad que están en Venezuela o emigran son especialmente vulnerables, y mucho más desde que comenzó la pandemia de COVID-19.
Uno de estos factores es la deserción escolar, en Venezuela se estima que en 2020 el abandono de las escuelas superó 50 %, tal y como citó la investigación. Mientras que en países como Ecuador, Colombia y Perú se calculaba que, antes de la pandemia, 50 % de la niñez venezolana no iba a la escuela.
El informe de Mulier destacó que las niñas y las adolescentes abandonan la educación para ocuparse de las tareas del hogar o para salir a trabajar y esto implica un mayor riesgo para ellas ser captadas por redes de trata de personas o violencia basada en género.
Verónica Mesa explicó que las niñas y adolescentes que continuaron con sus estudios de manera virtual también estaban expuestas a situaciones de abuso, explotación sexual y trata de personas, al pasar más tiempo en línea y correr riesgo de ser captadas por tratantes.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) también advirtió del aumento del uso de las redes sociales para reclutar a víctimas de trata durante la pandemia.
Amina Achaibou, jefa de investigación de la organización mexicana Sintrata, agregó que un estudio del New York Times hecho en 2019 reveló que empresas de tecnología reportaron más de 40 millones de fotos de niños y adolescentes en línea de abuso sexual.
“Nos encontramos en una pandemia de explotación sexual de niños y niñas en línea, los niños al estar en casa y usar mucho más internet están más expuestos a esas actividades, además los abusadores al no poder viajar se movieron más hacia las redes sociales y el internet”, dijo durante su presentación del III Seminario de Trata de Personas.
Otro factor de riesgo para las niñas y adolescentes, citado en la investigación, es la separación familiar. “Una de cada cuatro niñas venezolanas sale sola del país o sin acompañamiento de sus padres o representantes y esto las hace más vulnerables a este delito”, dijo Verónica Mesa.
Mesa agregó que este crimen no afecta por igual a las venezolanas, ya que las niñas y adolescentes indígenas, que viven en zonas fronterizas o en el Arco Minero del Orinoco, son especialmente vulnerables para cualquier trabajo de explotación.
Son sectores donde el Estado no llega y es difícil que haya controles porque los controles los establecen grupos criminales”.
La investigadora insistió en que Venezuela necesita políticas públicas fuertes para la prevención de la trata de personas y para que las niñas, adolescentes o mujeres no sean revictimizadas por delitos que no cometieron cuando estaban dentro de esa situación. “Deben ser reparadas y les deben ofrecer la oportunidad para retomar su vida”.
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