Hacer énfasis en el aprendizaje de los procesos lógico-matemáticos, el lenguaje, la comunicación y los valores es prioridad para las escuelas de Fe y Alegría en esta reincorporación de los estudiantes a las aulas, luego de la pérdida de 12 días de clases por los megaapagones que afectaron al país en marzo.
El movimiento educativo se preparó con un plan de contingencia hasta la última semana de julio, pero reprocharon que por parte del Ministerio de Educación no se realizó una reprogramación real del calendario escolar. “Quedó prácticamente igual”, advirtió la directora zonal de las escuelas en Caracas y Vargas, Yameli Martínez.
La docente expuso el temor de Fe y Alegría, especialmente en educación media general y técnica, de que al terminar el año escolar las autoridades ordenen promover o graduar a los estudiantes “hayan, o no, cumplido con los objetivos (académicos)”.
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A esta preocupación, advirtió Martínez, se suma que a los maestros ya se les agotó el salario y manifestaron que tendrán dificultades para presentarse a trabajar la próxima semana. “Un docente recién graduado gana 13 mil bolívares en la quincena y, por ejemplo, en zonas como La Vega una camionetica cobra hasta 1.000 bolívares para subir a la escuela”, dijo.
La educadora advirtió que en este contexto están en formación los directores y coordinadores en asistencia socioemocional en las escuelas. Para ello, realizaron alianzas con la ONG Cecodap y Médicos Sin Fronteras, quienes prestan primeros auxilios psicológicos.
Dejan de lado a la niñez
Yohorman Pantoja, coordinador General de la Federación Nacional de Sociedades de Padres y Representantes (Fenasopadres), alertó que una población especialmente vulnerable en ese contexto país es la de los niños, niñas y adolescentes dejados al cuidado de terceros porque sus padres migraron.
“Están sufriendo ansiedad. No es igual pasar una situación de crisis y de emergencia con tú papá y tú mamá, que con otro familiar”, expresó. “A esto se suma las dificultades de comunicación que se presentaron durante los apagones”, agregó.
Pantoja señaló que, en estas circunstancias, muchos padres han tenido gestos de solidaridadenviándoles doble merienda a sus hijos para que compartan con sus compañeros. Señaló que entre los representantes también se han tejido redes de apoyo.
Recordó que, aún así, es importante recalcar que hay sectores donde las condiciones son adversas: “En el Zulia este viernes en la mañana los niños estaban viendo clases sin aire, porque no había electricidad, y hacían 38 grados. En Táchira aún hay 17 municipios sin luz”.
A juicio del representante de Fenasopadres aún podrían aplicarse medidas para extender el tiempo en el aula y recuperar el tiempo perdido, como incorporar una hora más al horario habitual o realizar algunas actividades los sábados: “Sin embargo sabemos que es difícil pedirle eso a los docentes que también pasan necesidad y son mal remunerados”.
Tareas como refuerzo, no como sustitutos
Abel Saraiba, coordinador del Programa Creciendo sin Violencia de Cecodap, recalcó que lastareas enviadas a los chamos “no son un sustituto del proceso de enseñanza o aprendizaje” y que cubrir los programas “a base de guías” no es conveniente.
El psicólogo consideró que, en todo caso, estas asignaciones deben representar un refuerzo de los contenidos aprendidos, “para que se mantenga activo”. También insistió en la necesidad de que se ofrezca un apoyo a los niños para que pueda compartir con los adultos lo que siente y piensa frente a lo que vive Venezuela.
Saraiba reprochó que niños, niñas y adolescentes no sean tomados en cuenta para diseñar la reprogramación del calendario escolar. Por último, consideró que cada escuela debe realizar una planificación acorde a su realidad en consenso con los alumnos, representantes y la comunidad.
Foto: Iván Ernesto Reyes – @IvanEReyes
Fuente: Efecto Cocuyo
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