Esta navidad 1 de cada 5 niños se encuentra al cuidado de terceros debido a la migración masiva de padres fuera de Venezuela, los otros viven con la incertidumbre de si en algún momento sus papás los dejarán atrás. Este tiempo festivo en las escuelas se ven muchas “caritas tristes y miradas perdidas” por la ausencia de los padres, según Nereyda Rodríguez, directora del colegio María Antonia Bolívar de La Vega.
En las actividades recreativas con participación de los representantes, muchos niños se entristecen al tener que conformarse con la compañía de un abuelo, tío o hermano. Sin embargo, los menores al cuidado de sus padres, no están exentos de esta nostalgia. “Los niños más chiquitos le preguntan a la mamá ‘verdad que tú no te vas a ir, verdad que no me vas a abandonar’ porque ven la tristeza de sus compañeros al no tener a sus mamis y tienen miedo de que a ellos les vaya a pasar lo mismo”, dijo la directora.
Al menos 930.020 niños, niñas y adolescentes fueron dejados atrás por los migrantes venezolanos hasta octubre de 2019, según reveló el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap). En el caso del colegio María Antonia de Bolívar, el 15% de su población escolar está al cuidado de terceros.
En el oeste de Caracas, las escuelas privadas de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) que presentan las cifras más altas de dejados atrás son El Refugio de la Infancia, en Antímano con 53 casos; el colegio Hijas de los Sagrados Corazones en El Paraíso, con 39 casos; y el colegio Paulo VI, ubicado en la Cota 905, con 36 casos.
Bajo rendimiento y ausentismo
Rodríguez dijo que, en el caso de su escuela, si bien la mayoría de los abuelos con niños a su cuidado son responsables, un 20% de los dejados atrás presenta tanto carencias económicas como afectivas. Ese último grupo presenta bajo rendimiento escolar y se ausenta con más facilidad de clases, por ello, requieren de una atención especial.
Esta escuela, que es beneficiada por el programa Sistema Nacional de Orquestas, toma como estrategia introducir a los muchachos dejados atrás a actividades como la coral, para que tengan menos tiempo libre y de soledad en sus casas, lo cual, según su directora, ayuda a la concentración de sus alumnos.
En el caso del colegio de niñas Hermana Madre Saint Jacques, dijo que en sus 15 casos de niñas al cuidado de terceros, han presentado actitud de rebeldía “para llamar la atención” de sus maestras cuando sienten la ausencia de sus padres, según la directora Bárbara Briceño.
Otras escuelas, como la Paulo VI de la Cota 905 son atendidas por Cecodap. Esta organización ofrece acompañamiento a los niños dejados atrás y talleres de manejo psicoemocional para los padres y representantes.
Deserción de niños para migrar
Por otro lado, así como algunos padres migran forzosamente sin su familia a intentar conseguir un trabajo u oficio en otros países que les permita sustentar su hogar, otros padres optan por migrar con sus hijos “para probar” sin renunciar a sus cupos en los colegios.
La profesora Luisa González de quinto grado del Paulo VI, tiene el caso de una niña inscrita por su abuela que no ha asistido a clases desde que inició el año escolar.
“Al principio cuando pasaba la lista, sus compañeros de clases me decían que ella ya no estaba en el país, pero no se ha reportado”, dijo la profesora.
Este diciembre el colegio María Antonia Bolívar tiene cuatro casos de padres que avisaron a la coordinación que estaban probando mudarse a otro país, pero que no retirarían a sus hijos en caso de que fracasaran y tuvieran que regresarse a Venezuela.
Del colegio Hijas de los Sagrados Corazones, en lo que va de año se han retirado diez niños para mudarse del país o del sector, a otros niños se les dio el permiso de ausentarse en el primer trimestre del año para visitar a sus padres y reincorporarse en el 2020.
En muchos países latinoamericanos la ley no permite la inserción de los niños a clases en el mes de enero, por lo cual esos niños que se muden estas vacaciones tendrían que esperar a un nuevo inicio del año escolar.
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