Niñas, niños y adolescentes también son afectados por situaciones de conflicto como la que se desarrolla al suroeste de Caracas. Por segundo día consecutivo, este 8 de julio, cuerpos de seguridad del Estado se enfrentan con grupos irregulares armados que controlan la Cota 905 y sus alrededores.
El coordinador del Servicio de Atención Psicológica de Cecodap, Abel Saraiba, advierte que no se debe subestimar ningún tipo de violencia y que estos hechos “producen efectos no solo en términos de ventanas rotas… sino que adicionalmente generan un profundo impacto emocional”.
Durante un Instagram Live realizado este jueves en la cuenta de Cecodap, ONG dedicada a la protección de la infancia y la adolescencia en el país, el psicólogo planteó recomendaciones para madres, padres, familiares y cuidadores sobre cómo conversar sobre estos hechos y buscar proteger la integridad física y mental de los niñas, niños y adolescentes.
Además, describió algunas señales de afectación que pueden presentar frente a estas circunstancias.
Escuchar, hablar y explicar
El especialista recalcó que es importante explorar cómo se sienten las niñas, niños y adolescentes frente a estas situaciones y saber qué nivel de información manejan al respecto para luego poder completar o rectificar esa información. Señaló que en este punto es importante:
Preguntarle al niño o niña si sabe qué ocurre.
Invitarlo a que exprese cómo se siente con palabras y reconocer que es válido ese sentimiento. “Este no es un momento para decirle al niño: no te pongas así, tú no tienes por qué estar llorando, o tratar de restarle importancia… es normal que los niños sientan miedo, que sientan tristeza, que sientan rabia, que sientan angustia como la sentimos nosotros”, dijo.
Ayudarlos a identificar esas emociones, también a través del dibujo, juegos, canciones y otras estrategias.
Practicar la empatía y promover un contexto de confianza. Reforzar que están ahí para acompañarlos y protegerlos.
Dictar pautas de comportamiento específicas que se deben adoptar cuando hay peligro y explicar por qué (como el alejarse de las ventanas o permanecer en el suelo).
Sobre este último aspecto, Saraiba agregó que es importante orientar sobre estas pautas de prevención con el ejemplo.
Llamó a los adultos a que durante estas conversaciones compartan con los niños, niñas y adolescentes cómo se sienten, como un incentivo para que ellos también sientan confianza.
Escuche la conversación completa aquí.
Vivir en la zona de conflicto
El también coordinador adjunto de Cecodap recomendó además a las familias que viven en las zonas de la ciudad afectadas por los enfrentamientos y balaceras lo siguiente:
Cambios de conducta
El especialista planteó que en este tipo de conflictos donde hay una amenaza a la vida se pueden generar cuadros de ansiedad, depresión, confusión, estados de shock y algunos niños y niñas pueden presentar un retroceso en conductas que habían sido superadas (como orinarse en la cama), estar más inquietos o irritables.
Además de las consecuencias respecto al estado anímico, también llamó a estar alertas ante cambios en cuanto a los patrones de sueño y alimentación.
Respecto a las y los adolescentes, el psicólogo indicó que es fundamental fomentar ese espacio para que se expresen sobre estos conflictos y estar atento a cambios bruscos en los hábitos.
“Los adolescentes podrían llegar a ver con simpatía la actuación de algunos de estos grupos porque en el contexto comunitario, de los barrios, estas personas ocupan posiciones de poder… ostentan un nivel de vida que ellos quisieran tener”, explicó.
Saraiba indicó que, en este sentido, surge un momento para reflexionar lo que implica el uso de la violencia y el rol de estos actores de grupos irregulares dentro de la sociedad.
“Una recomendación para los padres, abuelos, cuidadores que nos ven si queremos que el adolescente nos cuenta algo, tenemos que empezar contando nosotros: cómo nos sentimos, lo que pensamos no en clave de sermón aleccionador, sino como si se lo contáramos a un amigo… así se siente tomado en cuenta y comienza a compartir su experiencia”, añadió.
Lea también: Recomendaciones de Cecodap para el resguardo de los niños y adolescentes de la Cota 905
Otras consideraciones
El integrante de Cecodap alertó que los adolescentes en las comunidades en situación vulnerable también pueden ser víctimas de reclutamiento forzado por parte de la delincuencia organizada, para usarlos como “gariteros”, ofreciéndoles comida, incentivos económicos, protección o incluso amenazando a sus familias.
Indicó que, frente a estas situaciones de conflicto, también se podría exacerbar la violencia intrafamiliar “porque se acumula la tensión, el miedo, nos hacemos menos resistentes o tolerantes las fluctuaciones en el comportamiento de nuestros chamos y eso puede llevar a que reaccionemos de forma violenta”.
Cuestionó que estos escenarios violentan múltiples derechos y recordó que, en cuanto al diseño de políticas públicas, como las destinadas a la seguridad ciudadana, los niñas, niños y adolescentes deben ser prioridad.
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