A la mitad de su capacidad instalada funciona el Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, ubicado en la urbanización Montalbán de Caracas, ante la deficiencia de personal especializado. El éxodo masivo de médicos repercute en la atención de los pacientes, cuyo diagnóstico puede tardar dos meses.
En el centro de salud, inaugurado 20 de agosto de 2006, no se maneja el concepto de emergencia. La poca disponibilidad de cardiólogos, intensivistas, cirujanos cardiovasculares y anestesiólogos impide reducir el tiempo de las largas listas de espera.
Graciela Torres, abuela de un menor de 4 años de edad que nació con la condición de cardiopatía congénita crítica, reveló a El Pitazo que en el Cardiológico Infantil Latinoamericano no pudieron intervenir al niño porque los intensivistas y cirujanos cardiovasculares disponibles solo alcanzan para cubrir tres días, es decir, la mitad de lo necesario para atender la alta demanda de pacientes.
«Seguimos en lista de espera mientras nos movemos por otros sitios. No hay médicos; esa es la respuesta que nos han dado. Tenemos la esperanza de lograr al menos una operación», aseguró en referencia a una de las tres cirugías que su nieto requiere desde que le detectaron el mal hace dos años.
La condición de cardiopatía congénita crítica implica la transposición de grandes arterias que se complica con otras patologías. Por eso, la única forma de lograr la corrección total del defecto es mediante el tratamiento quirúrgico.
Espera sin éxito
Demoras y largas esperas son comunes para quienes asisten al hospital, que mantiene en buen estado la mayoría de sus modernas instalaciones. El lugar se convirtió en la única opción del sistema de salud público para atender problemas cardíacos pediátricos, después del cierre indefinido del servicio de Cardiología y Hemodinamia del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos.
En algunos casos, los retrasos en la atención, desde la fase de detección hasta una intervención para instalación de catéter o la corrección de una anomalía de nacimiento, pueden demorar seis meses sin que se logre la intervención, refirieron familiares y representantes de pacientes.
«Al nacer le detectaron el problema y me lo remitieron al Cardiológico Infantil, porque en otro lado, o es muy caro el tratamiento o no se consigue. Para que pudieran confirmar el diagnóstico esperé dos meses, porque no había material. Luego, para la operación, tuve que reunir los insumos y ahora espero porque haya cupo con los especialistas», relató Maritza Salazar, madre una niña de nueve meses de nacida, diagnosticada con una tetralogía de fallot.
La rara enfermedad, que es una combinación de cuatro defectos cardíacos presentes al nacer, solo puede tratarse con una cirugía. Lo más recomendable, según los médicos que han atendido a Salazar, es que la intervención se realice antes del primer año de edad.
Zozobra
La irregular dotación de suministros y material médico es otra de las trabas que contradicen los términos de un acceso oportuno a la salud. En el centro, localizado en Montalbán, al suroeste de Caracas, no hay aparatos para la corrección de deficiencias congénitas, ni instrumentos.
Debido a esto, las operaciones complejas están suspendidas desde el pasado mes de junio. Para la madre, los próximos meses serán de una zozobra aún mayor, pues en el hospital no dan respuesta sobre una fecha para la cirugía. Entre pasillos se habla de que las operaciones delicadas, como en este caso, están suspendidas. No obstante, nada es oficial.
A la fecha de su inauguración, el único centro de salud dedicado a cardiología pediátrica en Venezuela contaba con 142 camas; 33 instaladas en el área de cuidados intensivos, además de cuatro quirófanos, de acuerdo con lo dicho por su directora de entonces, y de ahora, Isabel Iturria.
El número actual de cupos disponibles se desconoce. Hasta el momento de esta publicación se intentó contactar por vía telefónica y de correspondencia a Iturria o algún vocero de la institución. La respuesta también está en espera.
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