«No somos portadores de buenas noticias, pero sí de la ruta para convertir el drama social en exigencias de cambio y propuestas efectivas». Con estas palabras el padre y rector de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Francisco José Virtuoso, terminó el discurso para presentar la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de los Venezolanos (Encovi), versión 2019-2020. Efectivamente, la encuesta tiene datos abrumadores; como la inseguridad alimentaria que trae como consecuencia la desnutrición crónica.
Los resultados de la Encovi 2019-2020 sobre la situación nutricional de los niños menores de cinco años, de acuerdo con el indicador peso-edad, revela que alrededor de 21% se encuentra en riesgo de desnutrición y 8% está desnutrido. Este nivel se distancia considerablemente del registro en Colombia (3,4%), Perú (3,2%) o Chile (0,5%). Igualmente, según el indicador talla-edad se ha estimado en 30% quienes se encuentran en desnutrición crónica: 639 mil niños menores de 5 años.
El marco conceptual de la Inseguridad Alimentaria en el hogar se inicia con ansiedad y preocupación por la provisión de alimentos. Sigue con ajustes en el presupuesto del hogar afectando a la calidad de la dieta. Los adultos limitan la calidad y cantidad de la ingesta de alimentos y, por último, se afecta igual a los niños. En el 2018 de cada 10 hogares solamente 1 podía categorizarse como Sin Inseguridad Alimentaria (SIA) y según la última medición (ETA 2020) habría solamente 3% en esa condición.
En contrapartida crece el porcentaje de hogares en Inseguridad Alimentaria Moderada (IAM) porque más allá de la preocupación por la falta de alimentos también hay ajustes en la disponibilidad de recursos que afectan la calidad de la dieta. 79,3% de los venezolanos no tienen como cubrir la canasta de alimentos. La intensidad de la pobreza continuó su tendencia creciente. Si se determina a través de la línea de pobreza, se encuentra que 96% de los hogares están en situación de pobreza y 79% en pobreza extrema, hecho que significa en el último caso que los ingresos percibidos son insuficientes para cubrir la canasta alimentaria.
Educación, niños vulnerables
La encuesta, que se viene presentando desde el año 2014, recopila datos desde finales del 2019 hasta marzo de 2020 en temáticas como la nueva demografía de Venezuela; pobreza y política social; educación y trabajo; situación nutricional y seguridad alimentaria y la migración reciente de venezolanos.
En el área educativa, la profesora Anitza Freitez indicó que encontraron un repunte importante de rezago escolar de niños y adolescentes entre 6 a 17. Significa que tienen edades superiores a la que corresponde según su etapa educativa.
«El acceso a la educación privada está lejos de ser una opción para la familia venezolana», dice Anitza Freitez. Cayó a 15% la proporción de alumnos que se encuentran en planteles privados.
Además, los investigadores encontraron que cayó la demanda potencial de educación pero no hay progresos de cobertura. Se estima que hay 1,7 millones de personas (3 a 24 años) menos, hecho que tiende a reducir la presión sobre la demanda de atención en educación. Los niños y niñas escolarizados en este período académico 2019-2020 muestran que su trayectoria educativa debió afectarse por la severidad de la crisis del año precedente. Solo 60% de la matrícula logra asistir con regularidad a clases.
Puede consultar el informe completo aquí.
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