La violencia sexual es un problema que menosprecia los derechos humanos y un problema de salud que tiene un gran impacto sobre el individuo, la familia y la sociedad, siendo las principales víctimas niños, niñas y adolescentes. Tiene secuelas emocionales y sicológicas para quienes la sufren y, como consecuencia, a corto y a largo plazo afecta la salud mental de las víctimas.
La violencia sexual es un evento traumático, es decir que deja una herida y una huella en la memoria de la víctima. Como problema de salud, no solamente afecta al cuerpo de la víctima, sino también a su salud mental. Es una experiencia negativa e intensa, que coloca a la víctima en una situación de indefensión. Algunas veces, cuando la respuesta a este problema es mal manejada, la persona abusada o violada vuelve a ser victimizada por la familia, la comunidad, los medios de comunicación y el sistema de justicia (policía, fiscalía, juzgados, sistema
penitenciario).
Este problema es tan grande que afecta a una de cada tres personas en el mundo, por eso se ha considerado un problema de salud pública, es decir, tiene que haber una respuesta conjunta de muchas instituciones del Estado, la sociedad y las familias. Para contribuir a la respuesta a este enorme problema social, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en alianza con los gobiernos y todos los sectores sociales que puedan contribuir a la respuesta, está desarrollando una campaña a nivel mundial denominada FIN DE LA VIOLENCIA contra la niñez y la adolescencia.
Como parte de esta campaña, hemos elaborado la presente guía para madres y padres de familia, considerando que son los primeros responsables de la prevención de la violencia sexual contra la niñez. Todos los estudios indican que la mayoría de los casos ocurren en la casa con miembros de la familia, amigos y personas cercanas en las que nuestros hijos e hijas confían.
Dejamos en las manos de las madres y los padres de familia esta guía de prevención de la violencia sexual infantil, para que sea de utilidad en su labor de educación sexual de sus hijos e hijas y hacer de nuestra casa y nuestra familia un lugar de amor y seguridad para el crecimiento y el desarrollo pleno de nuestros niños, niñas y adolescentes.
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