Entre los meses de marzo y septiembre de este año, cuando comenzó la cuarentena en Venezuela, el abandono de niños se incrementó, mientras que por otro lado, las adopciones se paralizaron, según informó la organización no gubernamental Proadopción.

El abandono de niños debido a la migración de sus padres, resueltos a encontrar trabajo, alimento y medicinas, es una problemática que se ha acentuado, dejando a miles de ellos al cuidado de parientes, vecinos, incluso hermanos que apenas alcanzan la adolescencia.

“Antes de la pandemia no había normalidad ni fluidez, pero lo que ocurre de marzo a esta fecha es que sencillamente las adopciones están paralizadas”.

El director general de Proadopción, José Gregorio Fernández comenta que los tribunales solo atiende los casos en curso o emergencias, pero las medidas judiciales de protección general no se están dictando.

Fernández advierte que, “lo duro de esta situación es que durante el confinamiento se han incrementado y acumulado los casos; en consecuencia, son más los niños que ingresan a las casas hogares que los que salen de éstas”.

“A todas llegan por las mismas causas y la mayoría de estas instituciones están como el resto del país, sobreviviendo. Y con la atención, la dedicación y el tiempo centrados en la necesidad básica de alimentación y salud, sin tener prácticamente capacidades ni recursos humanos para hacer el seguimiento e impulso socio-legal del caso de cada niño y niña, así como la evolución de la relación con su familia de origen”.

Esto contempla sus informes a tribunales, la localización familiar, entre otras actividades claves para que el niño recupere su derecho a vivir en familia, declaró el sociólogo a hispanopost.com.

La violencia y el maltrato en sus casas

Niños abandonados

La principal razón de abandono en cuarentena ha sido la violencia y el maltrato en sus casas, según encuesta de Proadopción, causa distinta a la que vivía el país en febrero, cuando los padres decidían entregar a sus hijos a los hogares de acogida por falta recursos para su cuidado.

Ahora ingresan no tanto por la voluntad manifiesta de sus progenitores de protegerlos, para que allí les brinden la alimentación y cubran sus necesidades, sino por el incremento de la violencia doméstica, maltratos, abusos, agresiones y lesiones graves; además de bebés no deseados que iban a ser transados por sus progenitoras y niños pequeños en situación de calle. Todo esto en medio de la precariedad económica, la crisis alimentaria, ahora complicada por el confinamiento, flexible o radical, que nos trajo esta pandemia”, denuncia el trabajador social.

Consecuencias de la pandemia en un país en crisis

La realidad de las organizaciones sociales que velan por el cumplimiento de los derechos de los menores de edad no es muy distinta a la de los centros de protección infantil.

“Si bien no hemos parado, este contexto económico, sociopolítico y sanitario nos obliga a reinventarnos, a trabajar con nuevos procedimientos y con protocolos de bioseguridad, pero el financiamiento ha mermado muchísimo”, añade.

Mientras las ONG y las instituciones de acogida viven las consecuencias de una pandemia en un país con crisis humanitaria, los niños que ingresan a las entidades de atención son cada día más, pero el director general de Proadopción enfatiza que son “muy pocos los que regresan”.

“Han sido desvinculados de su familia y pasan a engrosar las filas de los niños institucionalizados”, sostiene.

Según un diagnóstico realizado por Cecodap, la organización de ayuda establecida en Caracas, y la empresa encuestadora Datanálisis, los padres migrantes abandonaron a casi un millón de niños.

Crece el número de niños abandonados en cuarentena en Venezuela

En cuarentena deben estar más protegidos

En la cuarentena los niños deben estar en casa y muchos podrían pensar que deben estar más protegidos. Sin embargo, el mismo funcionario policial acota: “El entorno familiar sigue siendo el escenario de mayor amenaza para los niños, niñas y adolescentes”.

Las expertas de Naciones Unidas instan a garantizar que todos los niños tengan acceso a los servicios de protección de la infancia y a personal adecuadamente equipado y preparado.

Esto incluye líneas directas gratuitas las 24 horas, servicios de mensajes de texto gratuitos, servicios sociales y psicológicos remotos y refugios móviles para menores.

“Cuando faltan tales servicios vitales, las víctimas están obligadas a soportar el abuso y la violencia de sus propios cuidadores o los miembros del círculo interno de confianza”, recalca la relatora Especial de la ONU sobre la venta y explotación sexual de niños, Maud de Boer-Buquicchio.

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