Una práctica natural y sostenible. Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que en este 2020 resalta a la lactancia materna como una solución sostenible que beneficia la salud de la civilización y el estado de los sistemas naturales, incluso durante la pandemia de COVID-19.

La Alianza Mundial para la Lactancia Materna (Waba, por sus siglas en inglés) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destacan que en medio de la pandemia sigue siendo importante crear conciencia y estimular la acción sobre la lactancia materna. El lema de la semana para 2020 es “apoyar la lactancia materna para un planeta más saludable”.

“La lactancia es alimento para el cuerpo y para el espíritu. En ese acto, la mamá crea un vínculo de amor entre ella y su bebé. La leche humana en sí es un recurso vivo, un recurso natural renovable. Tiene un alto valor biológico, es muy segura y es 100% ecológica”, dice Evelyn Niño, pediatra gastroenteróloga y consultora clínica de lactancia.

Niño, fundadora del centro de lactancia Mi Gota de Leche, del hospital JM de los Ríos en Caracas, explica que la leche humana es sostenible en el tiempo, nunca le va a causar daño al bebé y ayuda a mitigar el cambio climático al no requerir de otros servicios para su producción y no generar desperdicios en el medio ambiente.

“Garantiza que no se gaste la energía, que las comunidades sean saludables, que haya un consumo responsable, ayuda al ambiente y no contamina. Aparte de todas sus bendiciones en salud, crecimiento y desarrollo para el niño, de garantías de supervivencia en el tiempo y mayores índices de inteligencia y felicidad, también tiene este componente ecológico, que es sobre lo que trata la semana de este año”, agregó.

Amamantar en pandemia

La Organización Panamericana de la Salud destaca que la pandemia de COVID-19 ha evidenciado la necesidad de abogar por la lactancia materna como una intervención de salud pública que salva vidas y previene infecciones y enfermedades en la población.

En el contexto de Venezuela, la especialista Evelyn Niño destaca que incluso antes de la pandemia ya algunas madres dudaban si amamantar al bebé o no debido a la crisis alimentaria y la falta de seguridad sobre su leche materna. Sin embargo, indica que tanto en situaciones de crisis como en pandemia, la lactancia materna sigue siendo la mejor opción. 

“Algunas mamás preferían dar otra alimentación y no su leche. Pero cuando no amamantamos al bebé, lo ponemos en situación de inseguridad. La lactancia materna da seguridad alimentaria y garantiza supervivencia infantil porque el bebé se enferma menos. Con la pandemia está la duda de si tengo la enfermedad, si soy positiva asintomática y no lo sé, y si tengo síntomas está la duda de si amamanto o no. Lo que sí se sabe es que el virus no está presente en la leche materna. No hay contaminación por la lactancia materna”, expresa.

La pediatra y consejera en lactancia materna señala que aunque la madre sospeche tener COVID-19 o tenga la enfermedad, puede amamantar a su bebé con confianza manteniendo las medidas de bioseguridad: lavarse las manos antes y después de tocar al bebé, usar mascarilla y mantener higiene de las superficies. Agrega que quizás la única práctica no recomendable es dormir directamente con el bebé.

La lactancia materna sigue siendo una solución sostenible si la madre está muy enferma para amamantar, pues puede extraer su leche y así autorregular su producción vaciando su pecho con frecuencia.

Beneficios para la mamá y el bebé

La lactancia materna garantiza que el bebé sea saludable y también es positiva para las madres y las familias, pues trae beneficios compartidos. Evelyn Niño señala que en las familias donde se amamanta y todos se involucran, se favorece la cultura de la paz. Además se practica una crianza consciente y respetuosa que previene el maltrato.

“Cada vez que mamá y bebé se encuentran para amamantar, hacen una relación de muchísimo cariño, basada en el contacto piel con piel, visual, auditivo, estableciéndose cada vez que come, y es muy importante. Cuando el bebé es colocado con su mamá en la primera hora de nacido, se inicia el vínculo que hace que tenga un apego para el desarrollo futuro”, añade.

El rol de la madre es fundamental en los primeros mil días de vida del bebé, que van desde el embarazo hasta los dos años. Durante esa etapa, la mamá no debe descuidar su alimentación y su salud. Una mujer que amamante también puede empoderarse con la lactancia al ser el mejor instrumento de alimentación para su bebé. Va a ser muy segura de sí misma y va a promover la lactancia materna y a ayudar a otras mamás, según la experta.

Amamantar de manera temprana representa un consumo calórico que puede ayudar a que las mamás bajen de peso más rápido, pues la grasa que acumularon durante el embarazo ahora se usa para producir leche y el organismo también se reestructura. Pero los beneficios también pueden ser a futuro: la madre que amamanta tiene menos riesgo de padecer cáncer de ovario o cáncer de mama.

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Practicar la lactancia materna de manera prolongada igualmente hace que se espacien los embarazos. Se conoce como el método Mela: método anticonceptivo de la lactancia y amenorrea. Surge cuando hay una falta de ovulación, condicionada por el aumento de la hormona prolactina, y la mamá tiene menos posibilidades de salir embarazada de nuevo. “Debería haber un periodo de año y medio o dos años entre un niño y otro”, indica la pediatra.

Pero amamantar también puede ayudar a que el útero se reduzca más rápido y regrese a su forma original, además de disminuir el sangramiento. Niño resalta que con la liberación de la hormona oxitocina, que ayuda a expedir la leche para el bebé, se ayuda a que el útero se contraiga y hace que la madre sangre menos, reduciendo la posibilidad de tener anemia posparto.

Si el bebé tiene problemas de peso o tiene desnutrición, puede recuperar su peso con la lactancia materna. Si la madre no produce suficiente leche, existen mecanismos de estimulación. “Es posible que a ese bebé en particular haya que ayudarlo con algún otro alimento o fórmula, que sería una de las pocas situaciones, siempre con la idea de que si es menor de seis meses lleguemos a lactancia materna exclusiva”, añade.

La atención continúa

Además de Mi Gota de Leche, la doctora Evelyn Niño dirige La Casa Grande Centro de Lactancia Humana, en Chapellín, asociación civil que promueve, defiende y apoyan la lactancia, mediante la implementación de servicios (consulta clínica y lactario), grupos de apoyo y talleres. En ambos capacitan en lactancia y en nutrición materno-infantil.

Tanto en Mi Gota de Leche como en La Casa Grande, las consultas presenciales quedaron suspendidas por la epidemia de COVID-19 en el país. Este año no habrá graduación de bebés amamantados. Sin embargo, están organizando un grupo de apoyo virtual y continúan prestando servicio a distancia a madres e infantes los lunes, miércoles y viernes de 1 pm a 7 pm.

Pueden contactar por vía telefónica a las doctoras Evelyn Niño y Luisa Álvarez a los números 0416-6202781 / 0412-0123705. También pueden escribir a los correos:
[email protected] y [email protected].

La doctora Evelyn Niño además forma parte del Grupo técnico de trabajo de alimentación del lactante y niño pequeño en emergencias del Clúster de Nutrición de la respuesta humanitaria para Venezuela coordinada por Naciones Unidas, donde prepararon una serie de charlas para la semana. Pediatría Autana también organiza varios conversatorios.

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