Eduardo Alejandro García era un niño de apenas 14 meses de edad perteneciente a la etnia warao de la zona indígena de Guariquén, que se encontraba recluido en el Hospital General de Carúpano, estado Sucre.
Al ser trasladado a finales del mes de junio hasta la ciudad por los misioneros diocesanos y el voluntariado médico de Caritas ya que presentaba un cuadro de salud delicado.
Pero este 15 de julio en horas de la madrugada, Eduardo murió a causa de la meningitis y una severa desnutrición, como otros tantos inocentes a causa del descuido asistencial en que se encuentra toda la zona indígena y Guariquén en general.
El Padre Jesús Villarroel, director de Cáritas Carúpano, afirma que a esta población indígena solo les acompaña la Iglesia Católica desde su misión evangelizadora y misericordiosa.
Relata que el bebé era el primer hijo de una pareja de jóvenes indígenas: Osvaldo García (21 años) y Mercenia García (17 años), quienes hace poco más de un mes tuvieron su segundo hijo.
Viven en la comunidad María López que es el asentamiento indígena que se encuentra en la zona alta de Guariquén; habitan en una vivienda tradicional y viven según las costumbres de su comunidad.
“La realidad de esta pequeña familia es tan precaria como la del resto de la población: no cuentan con servicios básicos ni de salud, el consumo de alimentos es limitado a pesar de ser una zona agrícola, bajos niveles de educación, y como el caso de la madre, la mayoría solo habla el dialecto indígena; ya que como es bien sabido la inexistente asistencia gubernamental en las zonas rurales complica la dinámica social de las poblaciones y su interacción con el resto de las comunidades: el servicio eléctrico es limitado, no se cuenta con comunicación telefónica, el transporte es escaso”, explica el sacerdote.
El niño presentaba un cuadro de desnutrición aguda. A sus 14 meses solo pesaba 6 kilos.
Ingresa al área de pediatría del Hospital en malas condiciones clínicas con síndrome diarreico agudo, deshidratación, irritabilidad y somnoliento. Se corrige la deshidratación y mejora el cuadro diarreico.
Por persistencia de los síntomas de irritabilidad se realiza punción lumbar, se corrobora el diagnóstico por meningitis, por lo cual ya estaba recibiendo tratamiento sin presentar mejoría de los síntomas.
En los últimos cuatro días presentó convulsiones y fallas respiratorias, en varias oportunidades el personal de salud tuvo que reanimarlo, haciendo maniobras hasta por 40 minutos. Fallece por complicaciones de la meningitis.
Según el testimonio de sus padres, desde que nació nunca le fue administrada ninguna vacuna, siempre atendían sus quebrantos de salud con medicina tradicional y en cierta ocasión fue atendido por algún medico voluntario de los que lleva la Iglesia hasta su comunidad; a través de la actual misión que Mons. Jaime Villarroel (Obispo de Carúpano) está realizando en esta zona es que se detecta el caso y es referido a la ciudad para brindarle mejores atenciones.
Cuenta el prelado que desde Cáritas Carúpano se prestó apoyo a su familia en todo lo que estuvo al alcance de sus necesidades, ya que desde el traslado de Eduardo estuvo acompañado por su padre y un tío, mientras su madre permanecía atendiendo al hermano recién nacido.
Los voluntarios del equipo permanecieron varios días al cuidado de Eduardo mientras estuvo hospitalizado, hasta la llegada de su madre quien junto a su pareja se mantuvo al lado de su hijo hasta el último momento.
Se le proveía medicamentos, alimentos, exámenes y todo lo que ameritaba.
Diócesis de Carúpano suspende ayudas de medicinas
A raíz de esta situación, el director de Cáritas Carúpano informó a través de un comunicado que a partir del próximo lunes 20 de julio se suspenden las entregas de medicinas desde sus bancos de medicamentos debido, entre otras razones, a la falta de combustible para poder trasladarse.
Una falla que ni siquiera la presencia del ObispoJaime Villarroel en una estación de servicio para poder surtir de gasolina y llevar a Eduardo a tiempo al hospital ha servido para que las autoridades se dignen a prestar esta colaboración.
Fe y Alegría
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