Daño Atroz
Daño Atroz. Acto I
En la tormenta, hay refugio
La violencia y explotación sexual constituyen atropellos a la dignidad humana que no pueden ser tolerados o escondidos. Nadie, mucho menos una persona menor de edad, debería estar expuesta a este ultraje. La denuncia de estos casos es obligación de cada individuo, la formación en las familias es imperiosa y el respaldo de las escuelas y de la sociedad como un todo, debe ser explícito y oportuno, partiendo del convencimiento de que el Estado es el garante de derecho inalienable de toda persona humana a disfrutar de una vida libre de violencia, sometimiento y explotación.
Aunque las cifras oficiales y hechos noticiosos dan cuenta del saldo pendiente en esta materia, es innegable también la importante labor de documentación, monitoreo, denuncia y acompañamiento a víctimas de violencia basada en género y abuso sexual que vienen realizando organizaciones feministas como AVESA, EXODO, Cepaz, Mujeres en línea, Mulier, La Araña Feminista, Entrompe de Falopio o Tinta Violeta, por nombrar solo a algunas. De igual forma, la Asociación Nacional de Consejeros de Protección (ASONACOP), ha venido fortaleciéndose para brindar a NNA y sus familias una atención adecuada que posibilite que las vulneraciones a sus derechos, especialmente las afectaciones relacionadas con abuso y explotación sexual, no queden impunes.
Finalmente, los medios de comunicación deben continuar visibilizando de manera correcta y pertinente estos casos, respetando la dignidad de las familias, pero enfocados en hacer posible que estos horrores no se normalicen, si no que por el contrario se exija justicia y no repetición.