Uno de mis pacientes me decía la semana pasada que estaba preocupado porque su niño de 10 años tuvo tos y no sabía qué hacer. No sabía si se trataba de una simple tos o de indicios de uno de los síntomas de la COVID-19.
Resulta que uno de los compañeros de clase de su hijo fue diagnosticado con esta enfermedad. El niño fue hospitalizado y dado de alta. Ya se encuentra en su casa guardando reposo y tomando las medidas necesarias para su recuperación.
El paciente del Servicio de Atención Psicológica de Cecodap (SAP) trató de saber cómo seguía el compañero de su hijo. Expresó que la madre se mostró reservada en relación a la información sobre la situación del niño. Solo le comunicó que él estaba bien. Sin embargo, quedó entre el resto de los representantes la inquietud de conocer más del caso y cómo se estaba recuperando este.
Mi paciente no quería llevar a su hijo a un centro de salud porque le parecía riesgoso exponerlo a contraer el virus y prefirió mantenerlo en casa. Lo que sí hizo fue llamar al 0800-COVID19 para hablar con los especialistas. Allí le informaron que mientras no se manifestaran los síntomas de fiebre y dificultad respiratoria, no era necesario trasladar al niño a un centro de salud para hacer la prueba. Esto sería exponerlo aún más a la enfermedad.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus comienza con fiebre, seguido de tos seca y, después de una semana, causa dificultad para respirar.
Esta información dio tranquilidad a mi paciente. Él sigue atento ante cualquier síntoma que pudiera aparecer en el niño.
¿Qué puedo hacer si me pasa en casa?
Estas situaciones causan incertidumbre y temor a los padres. Mantener la calma antes de proceder es la mejor guía para encontrar las opciones de acción.
Ante la tos, pensar automáticamente que el niño pudiera haber contraído la COVID-19, por haber estado en contacto con uno de sus compañeros de clase, lo hubiera expuesto mucho más a la enfermedad.
Buscar en las redes de apoyo virtuales es otra opción para despejar las dudas y obtener una información profesional y confiable.
Desde la perspectiva de las otras familias, la madre del niño diagnosticado con la enfermedad COVID-19 se mostró reservada, porque no ofreció mayor información del caso. En estos momentos las personas con la COVID-19 necesitan ser aisladas y las familias pudieran sentirse estigmatizadas, pero recordemos también que aún existen la solidaridad y la sensibilidad para brindar contención a los afectados.
¿Están en riesgo los niños?
Los estudios han demostrado que las personas de todas las edades pueden infectarse con el virus. Pese a ello son muy pocos los casos registrados de niños con este virus. ¿Cómo se explica que sean tan pocos los niños afectados por el nuevo coronavirus?
En opinión de algunos especialistas en enfermedades infecciosas pediátricas es posible que en los niños los síntomas sean más moderados y que no requieran hospitalización. Por razones aún desconocidas, son menos susceptibles que los adultos de contraer el nuevo coronavirus.
Si bien la mayoría de los afectados no son niños, es conveniente no suponer que estos no poseen riesgo. Se debe estar atentos a ellos.
Las cifras en algunos países muestran el alcance de la enfermedad entre los niños:
- En un estudio en China, el 1% del total de casos confirmados hasta el 11 de febrero del 2020 eran menores de 10 años, y en el rango de edad entre 10 y 19 años también era del 1%.
- En Italia hasta el 26 de marzo, 1.2% de los casos se encuentra entre el grupo de edad comprendido entre 0 y 18 años.
- En EEUU al 16 de marzo de 2020, este grupo de edad representa el 5%.
La mayor preocupación es que los niños asintomáticos o con síntomas leves aún podrían transmitir el virus a aquellos que son más susceptibles, incluidos los miembros de más edad en sus familias. De allí las previsiones que se deben tomar en cuenta para convivir con una persona contagiada de coronavirus.
Entre estas medidas se encuentra intentar aislar al paciente y extremar las precauciones higiénicas. En la Guía para convivir con una persona contagiada de coronavirus se brindan consejos de cómo cuidar a una persona enferma en casa. Incluye los cuidados que se deben tener para no contagiar al resto de las personas que conviven bajo el mismo techo, en especial si hay adultos mayores.
En el caso de la presencia de niños, niñas y adolescentes en casa, el cuidado también debe ser el mismo. Aunque sean la población menos afectada, esta tendencia general no particulariza que un niño no pueda verse complicado con la enfermedad y llegar a convertirse en una víctima de la misma. Por lo tanto, se reitera a los padres o cuidadores la necesidad de seguir atentos de sus hijos y a tomar las medidas higiénicas adecuadas para prevenir el contagio.
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