Por Fernando Pereira 

La salud mental de los adolescentes está afectada a nivel mundial por factores como la ingesta más temprana de alcohol o de otras drogas, el acoso escolar y la modalidad del ciberbullying, la adicción a las tecnologías, a los juegos de apuestas, los trastornos de la alimentación y a un fenómeno tan complejo como lo es el incremento de autoagresiones y suicidios.

A esa difícil realidad que enfrentan las generaciones del siglo XXI tenemos que sumar el estrés que significa vivir en un contexto de Emergencia Humanitaria como el que se vive en Venezuela. La restricción de no contar con espacios de recreación y ocio saludables para poder tener una vida activa, socializar, la desesperanza ante un sistema educativo que no ofrece oportunidades de capacitación para un empleo dignificante en un país que se convierte en una alcabala para los sueños juveniles y que ofrece como alternativa migrar.

La inseguridad, violencia, el embarazo y la precariedad en servicios de salud mental también hacen lo suyo para quitarle el color a un período de la vida que debería tenerlo en abundancia.

¡Voy por ti!

La cineasta venezolana Carmen La Roche estrenó recientemente este film en las salas nacionales. Recoge el trabajo de investigación desarrollado por ella, durante 10 años, en los liceos de nuestro país.

La caracterización de la adolescencia como etapa de la vida, marcada por el despertar de la sexualidad, los cambios fisiológicos, la fuerza de la presión grupal y la necesidad de ser aceptados, va tomando vida en los personajes que encarnan distintas escenas.

Los factores de riesgo se van haciendo presentes uno a uno: la violencia dura, el robo, ingesta de alcohol, el ejercicio de una sexualidad nada responsable, el ser padres portando una chemise beige… van perfilando la desorientación de los personajes y la abismal distancia que los separa de sus familias y docentes.

Mención especial para el tema de los riesgos en el uso de las tecnologías: el sexting, sextorsion —como mecanismos de intimidación— y la extorsión como forma de agresión propios de las generaciones actuales y que se hacen presentes entre los estudiantes de bachillerato.

La Roche hace una propuesta frontal que es imposible seguir ignorando. Quienes todavía no hayan visto la película, están invitados a su proyección y la realización de un cine foro el martes 17, a partir de las 8:00 am en la Mega Sala Digital Movistar, Los Palos Grandes. Las personas interesadas encontrarán más información y deberán registrarse en 

¿Cómo favorecer la inteligencia emocional desde la adolescencia?

“Voy por ti” muestra una realidad de falta de oportunidades, debilidad institucional, falta de redes sociales de apoyo, pero también la incapacidad emocional de los adolescentes de lidiar con lo que les toca y abruma.

La guía “Abre tu Mente en Positivo. Promoción de la Salud Mental en Jóvenes” nos da pistas:

  • Ser modelos adecuados para ellos. Si somos respetuosos y resolvemos conflictos sin violencia, será la forma en que aprendan por observación e imitación.
  • Analizar con ellos sus reacciones ante determinadas situaciones, ofreciendo alternativas para aprender a controlar emociones (Ej: después de una discusión).
  • Enseñarle a escuchar cuando otras personas hablan, respetar el turno de palabra.
  • Invitarles a ponerse en el lugar el otro (empatía). Ayudarles a reflexionar: cómo creen que se siente la otra persona.
  • Utilizar el “no” más a menudo de lo que lo hacemos (en muchas familias). Deben crecer sabiendo que no todo lo que queremos lo podemos hacer o tener. Manejar la frustración es parte de crecer y madurar.
  • Permitir que desde niños vayan asumiendo responsabilidades, estableciendo límites y las consecuencias de su incumplimiento.
  • Transmitirles confianza y mensajes positivos que refuercen su autoestima y capacidades.
  • Prestar atención a actitudes básicas para la convivencia: respeto a las diferencias, no discriminación.

“Voy por ti” debe ser la chispa para dar paso al “Vamos por ellos”, nuestros hijos, familiares, estudiantes adolescentes que necesitan todo nuestro afecto y confianza.

Efecto Cocuyo

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